Dicen que cada persona tiene unas destrezas que, sin quererlo, acaban por caracterizarlo. A nosotras siempre nos habían dicho que eramos infalibles, que brillábamos con luz propia y que nuestra energía innata nos haría llegar muy lejos; todos a una voz, desde siempre.
Era tan normal que algún día dejamos de escucharlo.
Puede que el problema fuese dejar de escucharnos. Y de creer.
Igual es hora de que empecemos a creer de nuevo...
ResponElimina¿no crees?