dijous, 26 de maig del 2011

Felicidades Sara

Ella siempre fue diferente.
Le gustaba dejarse llevar por impulsos, las consecuencias no eran algo que le preocupara, y le gustaba vivir las experiencias al límite, siempre desafiando a la adrenalina y hasta al mismísimo Alá.
También tendía a hablar sin parar, a tomarse sus propias leyes de circulación y a hacernos creer que, a veces, era un gato.
Siempre pensamos que no pensaba lo que hacía cuando dejó de comer carne, cuando compró a Bob, o cuando se tatuó la espalda por sorpresa. Además subía la música a ritmo de volantazos, no tenía nada que envidiarle a los parques de atracciones.
Todo eso por no hablar de los vientos huracanados, las suaves brisas o los tenedores medievales.
A nosotras nos gustaba pasear y andar disfrutando de lo que veíamos sin prisas. Ella prefería andar rápido sin perder tiempo, y quejarse por tenernos que llevar a remolque. Llevábamos las uñas cortas, y ella largas.
Nosotras llegábamos siempre tarde, y ella seguía desesperando, esperando que algún día alguien la esperara a ella.
Adorábamos estar juntas en silencio. Ella, en cambio, se encargaba siempre de romperlos con sus asombros y sus dudas existenciales.


Lo que no os he contado es que nos enseñó a caminar deprisa y a recoger cada instante con intensidad. No solo nos enseñó a ser puntuales, sino que hemos llegado a ser ‘prontuales’. También nos ha enseñado a reírnos hasta de lo más serio, y nos ha hecho pasar uno de los mejores años de nuestras vidas imponiendo sus impulsos a cada minuto que se le pone por delante, y haciendo que las suertes siguieran su camino juntas.
Y en cuanto al silencio… sabes lo que significa para todas nosotras, así que te dejo aquí un espacio silencioso para que interpretes todo lo que quiero decirte, porque sabes que no sé decirlo de una manera mejor.
Muy felices 19



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