Prefiero llamarlas casualidades, me parece que suena menos místico. En las casualidades no se cree ni se deja de creer, a veces pasan y ya está.
Las coincidencias hacen pensar en una voluntad misteriosa que las provoca. Pero yo no creo en voluntades misteriosas ni en el destino.
A veces, lo reconozco, se producen varias casualidades seguidas, aunque casi siempre detrás hay algo parecido a cuando ves muchas mujeres embarazadas porque estás embarazada, o muchas piernas escayoladas si estás escayolado: algo hace que tu atención se dirija preferentemente a unas zonas de la existencia y descarte otras.
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