Es por todo el mundo sabido que las gomas que vienen adosadas a la punta de los lápices jamás borran bien.
Son solo un reclamo, un adorno, un simple ornamento socorrido en ocasiones, nada más allá. O que borre o que no borre, pero ¿Para qué venderse como goma si no puedes borrar una línea escrita y dejar el papel blanco? ¿Quién va a querer una goma que emborrona en su vida?
Quizás sea un diez en muchos aspectos, puede que en casi todos pero ¿dónde queda el improvisar, el dejarse llevar, disfrutar de los sentimientos y de la juventud?
En fin... ¿Qué tipo de sentimentalismo del siglo XVIII podía esperarse de alguien que escribía con "k"?
Disfruta de tu papel en blanco mientras puedas, querida amiga.
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