Es tan difícil transmitir el olor que desprendía aquel aeropuerto. Des del momento en que bajamos del avión y rellenamos papeles mientras oíamos dos anuncios repetirse una y otra vez en una pantalla colgada del techo, supe que estaba donde tenía que estar.
Podría hablaros del shock que supuso para nosotros la estación de autobuses noctámbula en mitad de la nada, abarrotada de gente, cabras y vacas, masáis y mujeres con ocho cajones sobre su cabeza mientras intentábamos comprar unos billetes de autobús que, por 17.000 chelines nos llevarían a nuestro destino, pero se me hace muy difícil describir aquella sensación de caos absoluto.
¡Nzungu!
Podría hablaros de bendecir la mesa y comer arroz, alubias y alguna que otra alga, de patatas que sabían a gloria, de "maji áfrica", de aquella socorrida mantequilla o de yogures diabólicos, pero tampoco es tarea fácil la de transmitir sabores.
Podría intentar explicaros que con cañas y barro se puede crear una casa para una familia con seis niños, que en los dala-dala siempre cabe uno más, que los retretes son hoyos en el suelo (menos mal que la mamá te metió toallitas), que los imanes adormecen a los tanzanos por la noche; que las gallinas, vacas, burros y cabras son un peatón más, que los coches no conocen carriles de circulación, o que las girafas y elefantes pasean elegantes por los caminos de barro africanos. Pero sería difícil transmitiros la textura de todos sus colores.
Bucear con delfines, pizzas nocturnas, playas de ensueño, mosquito nets, impalas, simbas, pumbas... Lo que se me hace más difícil todavía es pensar en unos mejores compañeros de aventura.
¿Are you tired? ¡Decídnoslo a las sisters!
Lo de dormirte por la noche en una tienda de tela mientras oyes ruidos que perfectamente podrían ser de un elefante es un miedo que definitivamente dudo poder explicar algun día.
Lavar la ropa con jabón lagarto y que me regales una muñeca de tela.
Creedme cuando os digo que de verdad existe un lugar en el mundo desde donde se ven todas las estrellas.
De Celestino me enamoré des del primer "karibu" que me dijo. Un joven como tú o como yo, que nació en Tungamalenga y que posiblemente allí acabe sus días, soñando con ir algún día a la Universidad de Daar. Alfred, Jack-Javier (¡un grande!), el headmaster, la de la nariz taponada, la cleaner, Pia o los miles de gatos de porcelana que se cruzaron en nuestro camino.
Lo de Chogela es hablar de otra liga.
Por no hablar de mi Jezca o de Simba, el club de la ciencia, Kristiani, Victory... Se me hace muy dificil no acordarme cada día de todos sus enormes ojos, sus trencitas, sus gorros de lana y sus dientes de leche manchados. Sus canciones, sus libretas y sus abrazos creo que tardaré mucho tiempo en olvidarlos. Por supuesto, se me hace muy difícil explicar lo que se siente cuando juegas con un niño que no tiene nada más que lo que ves que lleva puesto, o cuando una pandilla de niños sale de su poblado para recibirte con su "¡Nzungu!" y sus mejores sonrisas. Pero creo que eso os lo contaré otro día ¡Cuánto valoro ahora los lápices!
Podría hablaros de estar al borde de la muerte con fiebres hasta el cielo, pero ¿qué hay que no se pueda curar leyéndome el Principito?
Traje tantas cosas conmigo de aquél continente... Los cruces de camino nunca habían tenido tanto sentido para mi.
Traje tantas cosas conmigo de aquél continente... Los cruces de camino nunca habían tenido tanto sentido para mi.
Des del primer momento, se me hace muy complicado explicar la aventura de mi vida.
África os está esperando.
Be free. Hakuna matata my friend!
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada